En el año 1992, Blanca Sahún Artiga, del Ministerio de Obras Públicas, tras la realización de todos los trabajos que recomendó llevar a cabo en 1988, elabora un nuevo informe.
Dice que, cuando se bombea agua de un pozo, la zona de máximo riesgo alrededor del mismo es muy irregular, al serlo el flujo de agua en el subsuelo.
En el apartado de conclusiones y recomendaciones señala que la explotación de aguas subterráneas presenta un alto riesgo de provocar nuevos hundimientos del terreno por el descenso de los niveles piezométricos (el nivel del agua).
También señala que si la misma cantidad de agua se hubiera sacado de pozos alejados, probablemente no se hubieran producido los hundimientos. Recomienda, por tanto, cesar la explotación de los pozos P-5 y P-6.2, que se corresponden con los de El Carmen y el Instituto, y extraer el agua de pozos más alejados.